lunes, 26 de enero de 2009

Al fin


Acabé. Ya me lo dijeron. Sería una travesía d
e desierto. Y lo fue. No quería creerlo. El tiempo pasó. Nunca diré como una exhalación. Más bien ha sido al contrario. La dureza del transito me ha dejado huella. En el alma. En lo físico. Y sí, ha sido positivo. He enfrentado. Lo he conseguido. Ahora en la mesa el resultado. Un conjunto anillado de hojas de papel. Tengo la espalda apoyada. La mirada en el cielo. Perdida. Nuevas ideas, proyectos e ilusiones. Sí, pero no me engaño. El trabajo no ha acabado. Quizás no ha hecho más que empezar. La silla cruje. Tiemblo. Sí, no ha hecho más que empezar...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

La travesía del desierto... se aplica cuando una persona pasa por un tiempo concreto, pero largo, de terrible aridez y sequedad- por eso lo del desierto- Pero creo que en tu caso no ha habido sequedad ni aridez, no?

El pueblo de Israel, cuando salió de Egipto( tras las plagas) y cruzó el mar Rojo, vagó 40 años por el desierto, hasta que encontró la tierra prometida.

Así que, querido Pedro, ya sabes que la etapa del desierto puede durar... hasta 40 años. Hasta que encuentres la tierra prometida.

Un abrazo! Toni.

Anónimo dijo...

Que grande Pedro!!, la verdad es que pinta de puta madre a pesar de no haber podido leer nada pues el sábado pasado parecias un pretoriano con su tesoro...y no es para menos!.
Solo podemos esperar a que la magia se haga papel y tinta...disfruta tu momento Pedro, y gracias por compartir tus sueños.
Un abrazo.
Gabi

Pedro F. Navarro dijo...

Gabi, gracias a ti por compartir los tuyos con nosotros en nuestra pequeña tertulia. Fue un honor y un placer estar contigo el sabado.
Y sí, uno quizás está guardando siempre del peligro a sus "hijos".
Un abrazo