viernes, 20 de marzo de 2009

Sambre


Sambre. Yslaire, Balac. Ediciones Glénat España. Cartoné. Cinco tomos. 48 págs c/u. Color.

Ya nada me importa… es el título del primer tomo de esta serie. Es una historia de amor, violencia y delirios. Ambientada en el siglo XIX en la Francia rural, recuerda casi al instante el retrato fiel que de esta sociedad realizara Balzac. No en vano el guionista usa el seudónimo de Balac en claro homenaje. En su lectura nos sacuden reminiscencias de Rojo y Negro de Stendhal o de Cumbres Borrascosas de Emily Brontë. Es la pasión hecha historieta. Es la historia de la estirpe de los Sambre. Bernard Hislaire (Bruselas, Bélgica, 1957) y Yann Le Pennetier (Marsella, Francia, 1954) dibujante y guionista respectivamente, crearon a mediados de la década de los ochenta este trabajo. Bajo los seudónimos de Yslaire y Balac realizaron la que está considerada como una de las obras maestras de la historieta. Apareció en la revista Circus. Inmediatamente fue aclamada por crítica y público. Sambre vio la luz debido a circunstancias especiales que rodeaban a sus autores. El dibujante, Hislaire, atravesaba por un momento de necesidad creativa. Su anterior serie de humor, Bidouille & Violette, no había tenido aceptación. Como más tarde reconocería, cambio el rumbo: “Ma boussole indiquait le sud”. Yann era un guionista orientado a series cómicas y de aventuras. Con este trabajo quería ofrecer una nueva faceta para evitar encasillarse. Hugo Sambre se ha suicidado clavándose unas agujas en los ojos. En su agonía, su sangre se derrama sobre el manuscrito que está escribiendo. En su funeral nadie falta, todos están presentes, aunque realmente la asistencia se debe al partido que representa su joven viuda. Bernard Sambre, su hijo, después del funeral camina sin rumbo perdiéndose. Comienza a llover. El joven se refugia bajo un puente. No está sólo. Al volverse se encontrará con Julie la furtiva. Al mirarla a los ojos se desarmará. Son ojos de brasa. Envueltos entre truenos y relámpagos quedan prendidos el uno del otro. Julie le pide que le demuestre su amor donde ella le indique. Bernard acepta. Ella le esperará envuelta en un vestido translucido más allá de las doce en el cementerio, en la tumba de su padre recién enterrado. Se amarán sobre la fría piedra. Establecerán un vínculo inmortal imposible de entender. Serán separados. La lucha por ese amor nos envolverá página a página entre viñetas de estremecedora belleza. Imprescindible.

© Pedro F. Navarro, 2008

(Columna Noveno Arte publicada originalmente en el periódico 30 Días en septiembre de 2008)

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