jueves, 12 de noviembre de 2009

Miradas. Entrevista a Miguel Calatayud III

Ilustración inédita de "Kembo. Incidente en la
pista del circo Medrano" de próxima aparición.

¿Cuál es el trabajo más atípico que has realizado?

Bueno, ilustraciones para un libro tan difícil como “El viaje en autobús de Josep Pla”. Imagínate, son consideraciones del escritor sobre lo que le rodea, sobre lo que experimenta. No hay personajes. Posiblemente escenarios sí, porque trabaja mucho con temas geográficos, con temas de cierto costumbrismo, con referencias al momento, etc. Pero, ¿Qué ilustramos? Es el punto de vista de un señor que escribe. Pues lo he llegado a hacer sin apartarme de mi registro para infantil, juvenil. Otro trabajo que me encargaron fue una serie de doce ilustraciones sobre la Guardia Real. Era un libro donde abundaba la fotografía pero querían que hubiera una serie de doce láminas, de doce momentos históricos de la evolución del cuerpo. Tuve que documentarme. No sé si cualquier persona que realiza literatura infantil podría hacer un encargo como éste sin renunciar a su voz. Tuve que resolver aquello. En ningún momento de mi vida se me habría ocurrido tocar este tema. Sí que he hecho temas históricos en donde hay batallas y hay de todo. Pero no de la Guardia Real. Uno piensa y duda. Es un libro regalo que se le va a entregar, incluso a la Familia Real, y que la propia Guardia Real va a recibir. A lo mejor, hago las narices un poco exageradas y exagero o deformo los cuerpos o las proporciones. Finalmente acabé haciéndolo y ví que se aceptó con mucho agrado. Hasta cierto punto, es una visión original porque no es la clásica estampa documental.

¿Cuándo realizas tus trabajos, te influye el pensar a qué público va dirigido?

Soy autodidacta, nunca llegué a trabajar con
un maestro, hay gente que ha aprendido trabajando con otra gente. En mi caso no fue así. Apliqué las cositas que había hecho de forma ingenua y más tarde pasadas por el tamiz de Bellas Artes empecé a entender lo que es vulgar y lo que no tiene el carácter que debería tener. A esto lo llamo la honradez profesional. ¿Te pones en la mentalidad de los niños para hacer un libro para niños? No, como me voy a poner en la mentalidad de los niños. Soy una persona responsable. Entrego a los niños lo que creo que les debo entregar y lo que les entrego tiene que empezar gustándome a mí, si no me gusta, lo rehago. De hecho, a veces, he tirado un trabajo, aunque no un libro entero. He iniciado algo, he visto que no resultaba y he vuelto a empezar. Uno tiene que estar de acuerdo con lo que está entregando. Este trabajo está hecho para ser reproducido, y esto se olvida a menudo. La gracia de nuestro trabajo y el interés que tiene es su amplitud. Llega a muchísima gente. Las posibilidades de difusión son tan maravillosas que a uno le emociona. A veces hacemos trabajos de animación a la lectura. Ahí conectamos con el público que conoce el libro, con niños, con adultos, con profesores y es cuando detectas realmente las cosas que funcionan y las que no, al margen de tu propuesta, claro. Recibes un mensaje de primera mano que se agradece. Todo esto da una disposición responsable hacia nuestro trabajo. Siempre existe el peligro de los convencionalismos. Llamo convencionalismos a las cosas que no aportan nada, entiéndeme, el asunto vulgar. Por ejemplo, los ojitos que quedan muy graciosos, o las posturitas, o insistir sobre las cosas mil veces hechas. Que por muy bien que se hagan funcionan en el mercado americano y en otros mercados pero que si no me aporta nada visualmente y no veo hallazgos me deja de interesar. A mí los tebeos no me gustan como me gustaban antes, ya los leo de otra forma, si es que los leo. También se agradecería por parte del público un poquito de reflexión. Hablábamos de buenos profesionales y también deberíamos hablar de buenos lectores, de buenos espectadores que estén dispuestos a ver más allá de lo que sería la simple contemplación. Hay gente preparada que opina que la lectura va a la inteligencia y no la contemplación. Parece que abrimos los ojos y ahí se acaba el proceso. Esto está por ahí escrito en algún libro de cierta especialización. No sé si a tí y a tus lectores les consta que no está bien visto si el niño lee tebeos, o si el niño se aficiona a libros donde hay mucha imagen y poco texto. Porque el niño lo que tiene que hacer es leer, la capacidad de leer es lo que le convertirá en…, en fin. Así, la lectura del tebeo, del libro infantil-juvenil se va a quedar en nada. Vamos, esto para mí es una barbaridad.

¿Qué le recomendarías a un autor joven?


Odio las recomendaciones. La gente buena siempre ha olvidado lo que ha leído, es decir, quien ha tenido un valor y un peso histórico siempre ha terminado olvidando todo lo que le enseñaron. Esto no quiere decir que desprec
ie las enseñanzas. Siempre dejan un poso valioso. Un ilustrador, un autor joven lo que tiene que hacer es enfrentarse con su propia experiencia, con su propia forma de entender las cosas y llevarlas al trabajo, a la labor. Alguien puede optar por diversificar su forma de trabajar o bien no buscar un estilo definido, pero éste no es mi caso, mi estilo sí se identifica. A lo largo de los años he hecho lo que pensaba que tenía que hacer, Para mí en la ilustración y por qué no decirlo, en el cómic, me da la sensación que tienes que buscar no una técnica, sino la capacidad no sólo de hacer un cuento infantil, juvenil sino, si se presenta el caso, de hacer un cartel para unas fiestas populares, un cartel muy serio, un trabajo publicitario, etc. Estás empezando en esto, estás introduciéndote, estás creando un registro que te va a obligar siempre al relato infantil que sabemos que tiene unos ticks, unas características que, como va dirigido a los niños, permite determinadas cosas que no permite un trabajo dirigido a adultos. Creo que esta consideración es clave, es decir, me estoy metiendo en un territorio, en un camino, en una línea de trabajo que me debe permitir en un futuro no traicionarme a mí mismo, no tener que cambiar de estilo o de forma de trabajar si el trabajo es más serio, más divertido, si es humorístico, o si es dramático. Esta consideración para mí es clave, espero que pueda resultar interesante.
Desde luego. ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Acabé un librito para Bromera. Es una pequeña historia para niños muy pequeños de un reloj de cuco que en vez de hacer “cu-cu” dice “ca-ca”. He trabajado en cartelería y he hecho una agenda para un colegio. Ahora estoy acabando un libro para la editorial Kalandraka. Es la historia simpática de un león, con dos partes diferenciadas, su vida en África y su vida en un circo parisino. Se titula “Kembo. Incidente en la pista del circo Medrano”, el texto es de un autor valenciano, Carlos Pérez. Esperamos que salga para Navidad.

En 2006 presentó en el Teatro Wagner de Aspe el libro “El bosque de mi abecedario” ¿Cuándo volveremos a tenerle entre nosotros?


Siempre que ha surgido algo en Aspe ha sido iniciativa del Ayuntamiento, de la Concejalía de Cultura o de la Biblioteca. Siempre quedé muy satisfecho del resultado. La última vez fue con motivo de una exposición que se presentó en el tristemente desaparecido Salón del Libro de Alicante. Trataremos de presentar el de Kalandraka. Cesar Martín, el delegado editorial, tiene interés en que la hagamos en Alicante.
Abrazos y saludos a todos los amigos y amigas de la comarca.

Gracias por tu tiempo Miguel. Esperamos volver a verte pronto presentando próximos proyectos.

© Pedro F. Navarro, 2009

3 comentarios:

Ana dijo...

http://nanamiandladyblood.deviantart.com/

Pedro F. Navarro dijo...

Ána, indícame un mail.

Ana dijo...

Mi correo es: anika_punky_91@hotmail.com